Nos quitaron tiempo, pero a cambio: nos regalaron vida.
A muchos esta pandemia les quitó a personas muy importantes: madres, padres, hermanos, hijos. Posiblemente cada persona que este leyendo esto, ha tenido de cerca una experiencia de pérdida, quizás no experimentó la muerte de un familiar, pero sí la de un conocido, pariente lejano o de quizás de repente vive en un proceso de duelo por esa amistad que la pandemia destruyó, por esa relación amorosa que se acabó…
Todos hemos perdido algo …
Pero, creo que nadie piensa que el tiempo compartido es una de las cosas más valiosas que teníamos y que esta pandemia también nos quita. Ese tiempo de compartir con los que más quieres, esas largas conversaciones profundas y sin razón que tenías en un café o en la sala de tu casa… con los amigos, con tu familia. El tiempo, una variable dispersa que nos juega miles de pasadas y que este 2020 se ensaño en separar familias, seres queridos, amigos.
Pensando en ello, recuerdo a una de mis mejores amigas, con la que he compartido más de una aventura. En su momento, mi compañera de viajes y decisiones locas como: llamarla un día “x” allá por el 2013 y decirle: ¿Tienes planes para octubre? ¡Vamos a Europa! Y pues allí inicio su propia aventura. Ella dice que le abrí las puertas de sueños que creía inciertos… y desde esas fechas de verdad ambas creemos en el destino y que lo que está hecho para ti, pues llega. Ella, no sé si se lo dije alguna vez, me ayudó a reconocer la fuerza que creía no tener para superar un rompimiento sentimental que venía arrastrando y que finalmente me llevó al viejo continente. Ella me agradece haberla llamado ese día, y yo le agradezco a ella por todo lo que me aguantó, por todos los momentos locos y no tan locos que vivimos allá por las Europas. Prometimos volver, pero una pequeña sorpresa en mi vida llamada Rafael cambio de raíz los planes.
Un 2014, entre llantos y risas le conté que estaba embarazada de aquella relación que no logré superar. Recuerdo su preocupación y compañía hoy más que nunca, porque ahora 2020 es ella la que traerá a este mundo a otra pequeña sorpresa. Y es ahí, donde el tiempo nuevamente nos juega una mala pasada. Añoro tocarle la panza, engreírla, visitarla y contarle todas mis anécdotas como mamá primeriza, comprarle cosas a la nena, pero la distancia no nos deja….
Reniego de este 2020 porque no me deja estar cerca de las personas que quiero, pero bendigo y agradezco que esa pequeña venga al mundo, porque nadie más que mi amiga merece ser feliz de esa manera y tener el regalo más bonito que la vida le puede dar, ser mamá. Sé de sus sufrimientos, de sus inseguridades, de sus llantos y de sus sueños. Quizás no todos estén completos, pero sé que cuando veas a Macarena, sentirás al menos por un segundo que tu vida ya está resuelta, que el mundo se detiene y que el verdadero amor se expresa a través de sus ojitos reconociéndote como su mami.
Hoy quise escribirte a ti, porque si bien no te lo puedo decir con un vino en mano como aquellos tiempo. Es importante para mí resaltar que: este año nos quitó tiempo, pero nos regaló vida: Macarena. Tu más pura y dulce realidad.