Mis ángeles en la tierra
Empezamos el juego en equipo… sí, pero no sólo Rafael y yo. En el camino de esta aventura, como la llamo, surgieron más y más actores que me fueron enseñando muchas más cosas de las que hubiera imaginado.
En mi escrito anterior, hablaba un poco de cómo procuro enseñarle a Rafael que mamá y el son un equipo, y que el amor alrededor de ello es lo único que necesitamos. La vida misma se encargó de maneras muy lindas de demostrarlo, y es que no existe día en mi vida, sobre todo desde que Rafael está en ella que no reafirme la presencia de Ángeles en mi vida, y no hablo de seres celestiales que ves en las estampitas o en los cuadros de las Iglesias. Hablo de mis Ángeles en la tierra…
Desde ese día, en que sola camine como un zombi entre tanta gente con la noticia a cuestas de un bebé en camino que no esperaba y que no tenía la menor idea de cómo afrontar, recibí la llamada de la hoy madrina de mi hijo, sentí su respaldo acompañándome a sólo llorar y con frases que ella y yo compartimos, me hizo entender que el mundo no se acabó, solo empezaría…
El camino sería difícil, ya lo he mencionado antes… Probablemente lo seguirá siendo. Con la maternidad mis ansiedades se fueron intensificando, creo que a unas más que a otras nos pasa algo así y bien dicen que cuando las cosas se ponen más oscuras o “color de hormiga” es que se van quedando en tu vida aquellos que así lo deciden, una decisión casi como la mía, movidos solo por el amor.
Mis ángeles en la tierra como así los llamo, son por coincidencias mis mejores amigas, mi familia y hasta a veces personas que no creí tener cerca. Pero, todos ellos estuvieron en momentos más que cruciales en esta aventura de ser mamá, de aceptarme a mí misma como Mamá Soltera. Todos ellos, con sus palabras, sus gritos y también duros argumentos, hicieron más llevadero el camino. Me hicieron entender que nunca, jamás estaría sola, que nunca lo estuve y que ahora que Rafael nació su presencia iba a ser más fuerte cada vez, pero sobre todo a que ellos y ellas estarían siempre con nosotros de alguna u otra manera, y así lo es. Hoy les escribo a ustedes y les doy las gracias infinitas por existir, por ser quienes son y ayudarme a tener una vida es más hermosa con ustedes a nuestro lado.
No se equivocaron cuando me dijeron que Rafael venía a cambiarme la vida. Su presencia sí que se siente más fuerte cada vez, mi niño de carácter fuerte como el mío, pero dulce y de sonrisas auténticas que conquistan. Mi bebé por siempre, el ángel que como su nombre lo dice, vino a sanarme también… Mi gran Ángel en la tierra…