Él y Yo
Él me enseña a disfrutar la vida y a valorar cada cosita por mínima que sea. Me da un amor que no es el de cuento de hadas y que no se parece a ninguna historia de libro, mucho menos a un príncipe azul y es que con él la vida es más real que nunca, tanto que hasta los filtros no existen.
Él no aparece con detalles comunes y tampoco sorpresas extravagantes.
Él no tiene un alto nivel de empatía y conmigo no es la excepción. Cuando conversamos, los caminos se desvían llevados por nuestros egoísmos, pero siempre, será por magia del destino o no lo sé con certeza aún, que encontramos la salida donde ambos nos respetamos y entendemos, sin perfección, sin caretas, sólo real. Con él, empiezo a creer que son las fuerzas de la naturaleza o algo más bonito que eso lo que hace que la luchemos así y que finalmente consigamos la sinergia necesaria para trabajar como equipo.
Diferentes como el agua y el aceite, pero que cuando le añades un elemento hermoso, natural, auténtico que nadie lo ha visto, nadie sabe cómo es o qué forma tiene… solo lo sientes como una energía hermosa que te hace sentir que todo lo puedes.
En el transcurrir de mi vida, seguí una lista larga de demandas o del “tipo de hombre” con el que debo estar. Las circunstancias y por qué no aceptarlo: la terapia, hicieron que aprenda que una demanda no es realmente lo que va a pasar. Me enseñó que somos seres humanos y por tanto nos equivocamos, que no hay un código ni un solo camino escrito para cada quien y por ende no todo es como queremos. Todos somos diferentes.
Aquí radica el sentir de lo que escribo, lo diferente me enamoró, me atrapó y me reta todo el tiempo a ser una mejor persona. Él, me simplifica la vida, me desea menos intensidad y ordena mis ideas con la estructura que lo caracteriza. Bromea con todo y al mismo tiempo es de las personas serias que no confía en nadie.
No amo todo de él, como él no ama todo de mí. Nos toleramos, aprendemos juntos porque hay algo más fuerte que nos une y tomamos el riesgo de confiar en eso. Quizás sea así como la vida me demuestra que el AMOR, como lo sentimos nosotros, existe.